1 Introducción.
Tras la disputa de los primeros nueve partidos oficiales esta temporada, la preocupación del aficionado culé es evidente. La falta de un estilo claro de juego ha derivado en la llegada de los malos resultados.
En su primer año, Ernesto Valverde ejecutó su idea con convicción, siguiendo unos patrones basados en la seguridad que le daba el 442 más los destellos de Messi. El resultado fue un meritorio doblete, pero pareció pesar más la dolorosa eliminación europea.
Ahora, en su segundo año al frente de la nave azulgrana, su apuesta por el 433, un guiño a la filosofía del equipo que ha sido el dominador de la última década, no está cumpliendo con las expectativas.
Se ha perdido el control de los partidos, la inseguridad defensiva es derivada de un mal posicionamiento en ataque, repercutiendo en la recuperación tras la pérdida. Si atacas mal, defiendes mal. Los espacios entre líneas aparecen, fallan las vigilancias y cualquier equipo aprovecha para crear peligro fácilmente, ya sea tanto en transición defensiva como a la espalda de la defensa.
Creo que es el momento de agitar el libreto táctico, apostar por un movimiento de las principales piezas para intentar encajar cada jugador diferencial de la plantilla en su contexto más favorable, ocultar los defectos encontrados hasta el momento y reforzar un colectivo deseoso de mostrar todo lo que es capaz.
2 La (nueva) ubicación de Leo Messi.
Posiblemente estamos ante los últimos años del mejor jugador de la historia. Sería una pena desaprovecharlos, pues el genio rosarino mantiene intacta la ilusión por ganarlo todo, demuestra su condición de nº 1 todos los días y no olvida la “caída” de Roma.
En manos del txingurri está la posible solución. Un cambio de sistema que encaje todas las piezas disponibles para obtener mejor rendimiento individual y colectivo, empezando por el argentino. Veamos su ubicación posicional los últimos años en mapas de calor:
Los datos (@SofaScore) corresponden a los partidos jugados en liga, apreciándose un arrastre hacia la banda en el arranque de esta temporada.
Esta situación, con Leo en banda derecha, ha reubicado a Dembélé en la izquierda y a Coutinho en el interior, provocando ciertos desajustes respecto al pasado año. Ambos jugadores, buscando el nuevo encaje, han perdido el aparente potencial ofensivo que pueden desarrollar en plenitud.
El francés actúa demasiado interiorizado y el brasileño alejado de su zona letal, el pico del área. Se estorban entre sí y anulan uno de los mecanismos más importantes del equipo, la conexión Messi-Alba.
Además, teniendo en cuenta la marcha irreparable de Iniesta, más la compensación de Rakitic en el interior diestro, es evidente que Busquets vuelve a sufrir al abarcar demasiado espacio, la presión tras pérdida desaparece y los rivales encuentran espacios liberados donde atacar.
Debemos, pues, reordenar las piezas del puzzle, empezando por la más importante de todas. Dónde ubicar a Messi para aprovechar todo su potencial y el de sus compañeros? Podemos comprobarlo en el siguiente gráfico:
No es mediapunta, volante, interior ni falso nueve… es la suma de todas ellas. Es Leo en la “zona Messi”, la franja entre las líneas rivales, entre centrales y pivotes, donde el argentino domina el espacio-tiempo como nadie y donde recibe, crea, ordena, asiste y define como sólo él sabe hacerlo.
3 Conservar el estilo con un nuevo dibujo.
Partiendo desde su zona preferida, vamos a rodearle con las piezas adecuadas, favoreciendo y/o potenciando virtudes individuales y colectivas. Cada jugador debe ser utilizado en su mejor contexto, con un rol definido para cada situación posible en el fútbol (ataque, defensa, transiciones y ABP).
Además, es vital recuperar las bases del juego de posición (JdP) para retomar el control de los partidos. Esto no es un capricho, sino pura lógica. Buscar al hombre libre superando líneas rivales, con el pase como herramienta. Mantener la posesión del balón, reparto equilibrado de espacios, velocidad de circulación y osadía en el último tercio del campo. Fuimos los mejores en esto no hace mucho y podemos volver a serlo.
3.1 Zona de creación.
Con Messi algo más cercano a la base de la jugada, aunque sin obviar su disponibilidad a ir hacia delante, crearemos el primer triángulo con dos mediocentros a distinta altura.
Para los puristas, no es un doble pivote, simplemente es reconocer que lo que el equipo necesita ahora es que la manta de Busquets sea algo más larga, con un contrafuerte que le apoye tanto en el salto a la presión como en el repliegue.
3.2 Zona de contención.
Con dos hombres respaldando las acciones de Messi en la sala de máquinas, dispondremos una línea de tres zagueros, a la que sumaremos un lateral/carrilero, para facilitar la salida limpia desde atrás y repartir el espacio total a defender, sin dejar de construir triangulaciones entre piezas. No es necesaria la salida lavolpiana del pivote, liberando a Busquets de retrasar demasiado su posición.
Con respecto al lateral/carrilero, es obvio que solo podría jugar uno, ya sea por derecha o por izquierda. Con esta variante táctica solucionamos varios problemas actuales del plantel como, por ejemplo, la falta de un segundo lateral zurdo, los problemas de Sergi Roberto en fase defensiva o las dudas en ataque de Semedo.
Además, se disminuiría la responsabilidad de Piqué en acciones correctoras y ganaríamos bastante solidez en la zaga. Umtiti podría usar su estupendo pase tenso para conectar con Leo y, tanto Piqué como Lenglet activar su pase en largo.
3.3 Zona de definición.
Llegamos al último tercio del campo, donde los jugadores diferenciales deben actuar en plenitud de condiciones y proponer contextos favorables a cada uno de ellos. Si Coutinho es un peligro en las inmediaciones del área, se le acerca allí. No es ni será un gestor ni un organizador, pero tiene un buen último pase y es de los mejores del mundo en el disparo de media distancia. Claro que debe ayudar en tareas defensivas, pero cerca del área y, sobre todo, de Messi, sería el mejor compañero del rosarino donde la clarividencia en ataque es primordial.
Si Dembélé o Malcom son extremos que mejoran exponencialmente a pierna cambiada (sobre todo, el brasileño) pues se les ubica en dicha posición. Aunque el francés, por su condición de ambidiestro, puede hacerlo por ambas bandas, al compartir espacios con Alba-Coutinho por la izquierda se interioriza, reduciendo su abanico de recursos y sufriendo todo el equipo en cada pérdida tras intentar el 1vs1.
Capítulo aparte merece Luis Suárez. Todos vemos que el pistolero ha ido bajando su rendimiento con el paso de los años (ley de vida, por cierto) y no puede abarcar el volumen de juego ni tanto espacio en el que él piensa que puede ser letal. Reducir sus intervenciones en la dinámica de pases y concentrar los esfuerzos en buscar más desmarques de ruptura e intimidar a los centrales con su brega. Su territorio debe ser el área, no más allá.
4. Conclusiones.
En mi humilde opinión, el Barça de Ernesto Valverde necesita aire fresco, ser valiente y convertir las probaturas que ya ha realizado en varios partidos con un dibujo parecido, solo que con la defensa de cuatro clásica, pero recolocando a Coutinho y Dembélé a los lados de Messi.
Es buen momento para dar un golpe de timón, pues tras los resultados negativos de los últimos partidos el mister debe aportar su intervencionismo para cambiar la dinámica de, primero el juego y, luego, los resultados. Con la que se nos avecina (Spurs, Valencia, Sevilla, Inter y el Clásico frente al Real Madrid) más nos vale…
Força Barça!!!
Una forma magistral de demostrar el porqué de la actual situación junto a una descripción visualmente sencilla para el resto de los mortales. Lo has vuelto a hacer hermano….. sales del banquillo año y medio después y sigues en plena forma.
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